Feliz Día del Maestro

El 11 de Septiembre de 1943, la Conferencia Interamericana de Educación se reune en Panamá y determina que esta es la fecha para conmemorar en latinoamérica el Día del Maestro. Habían pasado 55 años de su fallecimiento -en la República vecina del Paraguay-. Los historiadores comentan que desde aquella fecha, Domingo Faustino Sarmiento pasó a la inmortalidad.

La historia lo cuenta así, y no cabe dudas del trabajo educativo que Sarmiento nos legó, trajo de Europa una interesante corriente civilizadora, de allí que su obra "Civilización y Barbarie" es la que nos muestra la tarea no sencilla de combatir las costumbres de los indios sobre como adaptarse a una sociedad, a través de la educación.

Así como Sarmiento, desde la educación llegó a la presidencia de La Nación, aquí con el mismo trabajo y empeño, tenemos maestras que con su vocación han elegido para su vida, tomar parte del legado que Sarmiento nos dejó. Es hacerse cargo, nada más y nada menos que de la educación de nuestros niños para forjar un país mejor día a día. Niños, que también hemos pasado por esa etapa, tal vez en aquel contexto, para nosotros no eran más que la maestra que escribía en el pizarrón con tiza y borrador en mano.

A medida que vamos creciendo y avanzamos en la educación formal, nos encontramos que hemos crecido, no sólo en estatura, sino en conocimientos. Hoy cuando uno ve una maestra, me ha pasado mientras escucho sus palabras y me pregunto si una maestra tiene idea de la preparación que le dan a esos niños. Algunos serán profesionales, otros buenas personas -valor fundamental en el ser humano- y que en gran porcentaje ha salido de la enseñanza de los maestros.

Como a m me pasa cada vez que me cruzo con "Cacha" Elicabe -como la conocemos en La Costa, con Nilda del Riego, alumna de Cacha y actual directora de la escuela 4 de Santa Teresita, como me pasa con otras maestras ejemplares que han preparado miles de alumnos.

Sarmiento tiene un merecido homenaje, pero las docentes de La Costa, en actvidad o jubiladas, han tenido la misma tarea que nuestro prócer. Y así están en nuestros corazones, cómo próceres, que con orgullo podemos hablar con ellas, compartir anécdotas, seguir admirándolas como realmente se lo han ganado.

Gracias Domingo Faustino Sarmiento por habernos dejado esta posibilidad aprender y doblo el agradecimiento a todos los docentes del Partido de La Costa por lo que hicieron por nosotros , nuestros hijos y los que vendrán. Por un momento pensemos en esos recuerdos y vivencias que han dejado huellas en nuestras vidas para ser hombres de bien.